miércoles, 22 de febrero de 2012
Iceberg Neurológico (Robert Dilts)
En aquella clase, me hablarían por primera vez de un señor llamado Robert Dilts.http://www.nlpu.com/NewDesign/NLPU.html
Por aquel entonces, no tenía ni idea cuánto me aportarían las enseñanazas de este gran Maestro de PNL y cuánto aprendería de sus estudios en cuánto a creencias y estratégias.
Durante la sesión nos hablaron del "Iceberg Neurológico", de La Estructura de la Personalidad presentada por Robert Dilts.
A partir del simil de un iceberg, nos explicaron como arriba del todo, en la punta del bloque de hielo, están nuestras conductas, lo que representa apenas un 10% de lo que somos en realidad.
Mientras escuchaba a mi profesor, me sorprendí reflexionando que juzgamos a las personas exclusivamente por aquello que podemos ver a simple vista, que son nuestras conductas y que si interiorizamos hay mucho más que eso.
Por debajo de aquello que hacemos, están las actitudes, las aptitudes y las opiniones y ya muy por debajo, las creencias, los valores, la identidad y un apartado muy profundo denominado transpersonal.
Las creencias de una manera u otra han ido marcando nuestras vidas con líneas a veces muy gruesas. Desde niños nos han ido introyectando creencias, creencias que no hemos valorado ni elegido, sencillamente hemos tragado como cuál caramelo con papel incluido.
Las creencias han quedado arragaigadas en nosotros. Todos tenemos creencias potenciadoras y creencias que limitan nuestro día a día. Por creencias se mantienen las más atroces guerras y por creencias se producen los milagros más asombrosos. Las creencias tienen un gran poder en nosotros y solo en el mejor de los casos, tenemos la oportunidad de replantearnos si nuestras creencias nos benefician y potencian lo mejor de nosotros o por el contrario son limitantes.
Hay muchas creencias potenciadas por el miedo. Creencias que a mi me llegaban cuándo era niña y que a veces he interiorizado hasta tal punto que me ha costado deshacerme de ellas. Estos son algunos ejemplos: "Más vale pájaro en mano que ciento volando", "Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer" "Tu fiaté de la virgen y no corras", "Si no tienes algo bueno que decir, mejor no digas nada", "Si no crees que vas a llegar el primero mejor no corras"....
Muchas de ellas vinieron de mis seres queridos, padres, familiares, maestros..., que seguro con la mejor de sus intenciones fueron volcando sobre mi. La mayoría en mi más tierna infancia. Aproximadamente hasta los siete años.
Durante aquella clase, estuve debatiéndome en un diálogo interno contínuo. De repente me sentí perdida, bombardeada, cuestionando todo aquello que había sido mi realidad. Tuve un primer sentimiento de culpabilidad, sobre todo porque cuándo racionalicé algunas de ellas no tenían ni pies ni cabeza. Esas eran las que me había comido con papel incluido, sin preguntar.
Hasta aquella clase, apenas había deparado en pensar en esto y a medida que fué abanzando mi formación, me fuí dándo cuenta de hasta que punto me limitaban algunas de estas creencias. No obstante el lado más positivo, era que conociéndolas y tomando conciencia de ellas podía cambiarlas, modificarlas o desecharlas e incluir otras nuevas.
Hoy sigo trabajando y he tenido la suerte de apoyar a personas en la labor de cambiar o potenciar sus creencias. Los resultados son realmente asombrosos. Porque las creencias y los valores forman una base sólida en la construcción de nuestra personalidad y por tanto en la creacción de nuestra vida, de nuestra identidad.
Para mi fué un aprendizaje que cambió mi visión de la vida y estoy plenamente agradecida por tener la certeza de que puedo acceder a lo más profundo de mi. Que no está todo hecho, que lo mejor está siempre por hacer....
Por aquel entonces, no tenía ni idea cuánto me aportarían las enseñanazas de este gran Maestro de PNL y cuánto aprendería de sus estudios en cuánto a creencias y estratégias.
Durante la sesión nos hablaron del "Iceberg Neurológico", de La Estructura de la Personalidad presentada por Robert Dilts.
A partir del simil de un iceberg, nos explicaron como arriba del todo, en la punta del bloque de hielo, están nuestras conductas, lo que representa apenas un 10% de lo que somos en realidad.
Mientras escuchaba a mi profesor, me sorprendí reflexionando que juzgamos a las personas exclusivamente por aquello que podemos ver a simple vista, que son nuestras conductas y que si interiorizamos hay mucho más que eso.
Por debajo de aquello que hacemos, están las actitudes, las aptitudes y las opiniones y ya muy por debajo, las creencias, los valores, la identidad y un apartado muy profundo denominado transpersonal.
Las creencias de una manera u otra han ido marcando nuestras vidas con líneas a veces muy gruesas. Desde niños nos han ido introyectando creencias, creencias que no hemos valorado ni elegido, sencillamente hemos tragado como cuál caramelo con papel incluido.
Las creencias han quedado arragaigadas en nosotros. Todos tenemos creencias potenciadoras y creencias que limitan nuestro día a día. Por creencias se mantienen las más atroces guerras y por creencias se producen los milagros más asombrosos. Las creencias tienen un gran poder en nosotros y solo en el mejor de los casos, tenemos la oportunidad de replantearnos si nuestras creencias nos benefician y potencian lo mejor de nosotros o por el contrario son limitantes.
Hay muchas creencias potenciadas por el miedo. Creencias que a mi me llegaban cuándo era niña y que a veces he interiorizado hasta tal punto que me ha costado deshacerme de ellas. Estos son algunos ejemplos: "Más vale pájaro en mano que ciento volando", "Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer" "Tu fiaté de la virgen y no corras", "Si no tienes algo bueno que decir, mejor no digas nada", "Si no crees que vas a llegar el primero mejor no corras"....
Muchas de ellas vinieron de mis seres queridos, padres, familiares, maestros..., que seguro con la mejor de sus intenciones fueron volcando sobre mi. La mayoría en mi más tierna infancia. Aproximadamente hasta los siete años.
Durante aquella clase, estuve debatiéndome en un diálogo interno contínuo. De repente me sentí perdida, bombardeada, cuestionando todo aquello que había sido mi realidad. Tuve un primer sentimiento de culpabilidad, sobre todo porque cuándo racionalicé algunas de ellas no tenían ni pies ni cabeza. Esas eran las que me había comido con papel incluido, sin preguntar.
Hasta aquella clase, apenas había deparado en pensar en esto y a medida que fué abanzando mi formación, me fuí dándo cuenta de hasta que punto me limitaban algunas de estas creencias. No obstante el lado más positivo, era que conociéndolas y tomando conciencia de ellas podía cambiarlas, modificarlas o desecharlas e incluir otras nuevas.
Hoy sigo trabajando y he tenido la suerte de apoyar a personas en la labor de cambiar o potenciar sus creencias. Los resultados son realmente asombrosos. Porque las creencias y los valores forman una base sólida en la construcción de nuestra personalidad y por tanto en la creacción de nuestra vida, de nuestra identidad.
Para mi fué un aprendizaje que cambió mi visión de la vida y estoy plenamente agradecida por tener la certeza de que puedo acceder a lo más profundo de mi. Que no está todo hecho, que lo mejor está siempre por hacer....
martes, 21 de febrero de 2012
Andanzas
Hace algunos años, pasaba por una época dificil de mi vida. Llegó un momento en el que sentí que había perdido casi todas mis fuerzas y me sentía muy desonrientada.
Un día me senté frente al ordenador dispuesta a pedir ayuda y sin saber muy bien lo que realmente buscaba, llegué a una página de Coaching. Aquella misma tarde, me puse en contacto con una Coach personal para concertar una primera cita.
Y apartir de aquel día comenzó una andadura para mi, que aún hoy no ha terminado y espero dure hasta el día que expire mi último aliento.
En aquel instante, encontré en Laura, (no sé si casual o causualmente, nos llamamos igual), aquella luz que necesitaba para dar enfoque a mis días. Y sesión tras sesión, ella iba colocándome el espejo que necesitaba para darme cuenta de dónde estaba y lo más importante de todo, dónde quería estar.
Con el tiempo comprendí que el Coaching es realmente eso. El espacio que hay entre dónde estás y dónde quieres estar.
De la mano de Laura, aquella primera persona que fué enseñándome algunas herramientas para seguir avanzando, fuí adquiriendo cierto autoconocimiento para encontrar en mi aquellas fortalezas que habían quedado escondidas o quizá olvidadas y día a día comencé a apoyarme en ellas, para pulir esas debilidades que en algunos momentos saboteaban mis metas.
Aprendí sobre mi, sobre mis emociones, aquellas que me daban mensajes a diario y no siempre escuchaba, sobre mis creencias y valores que sumaban o restaban coherencia a mis actos, sobre mis habilidades y capacidades, sobre mis conductas...y en definitiva sobre mi Ser.
Aprehendi (con h) a conocer mis necesidades fisiólogicas, mis necesidades psicológicas, también sobre mi autoconcepto y como esto interfería en mi autoestima.
En Laura encontré el apoyo que necesité en aquel momento, ella me enseñó a escucharme, a leerme y a aceptarme. Y fué entonces cuándo comencé a crear la vida que deseaba. Una vida de abundancia, libertad y amor.
Tras un tiempo trabajando, llegó el momento de despedirse. El trabajo de mi Coach había concluido y el mio no había hecho más que empezar.
El Coaching dejó huella en mi. Durante aquel proceso, había encontrado herramientas que me permitían crecer personal y profesionalmente. Ahora sabía que podía crear la vida que deseaba y que con ilusión y dedicación iba consiguiendo aquello que me proponía.
Tras unos años, después de algunos cambios personales y profesionales, y dado que cada vez era más consciente de los beneficios del Coaching, me planteé recibir formación para poder apoyar a los demás en su crecimiento personal y así fué como llegué a Escuela de Inteligencia, dónde me formé como Coach Personal Experto en Inteligencia Emocional.
http://www.escueladeinteligencia.com/
Actualmente, continúo mi formación que deseo dure toda la vida. Este fin de semana comienzo el Practitioner en PNL. ¡Me apetece mucho! :-)
A modo de reflexión personal, he vivido muchos cambios desde que me di la oportunidad de comenzar a conocerme y preguntarme cuales son los caminos que deseo transitar en este viaje de la vida. Eligiendo cada reto, haciendo frente a mis miedos y superando obstáculos. Disfrutando de mis logros, de los éxitos compartidos, de cada experiencia, de cada semilla....
"La salud mental es un proceso dinámico
que se va consiguiendo a lo largo de toda la existencia"
Alejandro Rocamora Bonilla
Un día me senté frente al ordenador dispuesta a pedir ayuda y sin saber muy bien lo que realmente buscaba, llegué a una página de Coaching. Aquella misma tarde, me puse en contacto con una Coach personal para concertar una primera cita.
Y apartir de aquel día comenzó una andadura para mi, que aún hoy no ha terminado y espero dure hasta el día que expire mi último aliento.
En aquel instante, encontré en Laura, (no sé si casual o causualmente, nos llamamos igual), aquella luz que necesitaba para dar enfoque a mis días. Y sesión tras sesión, ella iba colocándome el espejo que necesitaba para darme cuenta de dónde estaba y lo más importante de todo, dónde quería estar.
Con el tiempo comprendí que el Coaching es realmente eso. El espacio que hay entre dónde estás y dónde quieres estar.
De la mano de Laura, aquella primera persona que fué enseñándome algunas herramientas para seguir avanzando, fuí adquiriendo cierto autoconocimiento para encontrar en mi aquellas fortalezas que habían quedado escondidas o quizá olvidadas y día a día comencé a apoyarme en ellas, para pulir esas debilidades que en algunos momentos saboteaban mis metas.
Aprendí sobre mi, sobre mis emociones, aquellas que me daban mensajes a diario y no siempre escuchaba, sobre mis creencias y valores que sumaban o restaban coherencia a mis actos, sobre mis habilidades y capacidades, sobre mis conductas...y en definitiva sobre mi Ser.
Aprehendi (con h) a conocer mis necesidades fisiólogicas, mis necesidades psicológicas, también sobre mi autoconcepto y como esto interfería en mi autoestima.
En Laura encontré el apoyo que necesité en aquel momento, ella me enseñó a escucharme, a leerme y a aceptarme. Y fué entonces cuándo comencé a crear la vida que deseaba. Una vida de abundancia, libertad y amor.
Tras un tiempo trabajando, llegó el momento de despedirse. El trabajo de mi Coach había concluido y el mio no había hecho más que empezar.
El Coaching dejó huella en mi. Durante aquel proceso, había encontrado herramientas que me permitían crecer personal y profesionalmente. Ahora sabía que podía crear la vida que deseaba y que con ilusión y dedicación iba consiguiendo aquello que me proponía.
Tras unos años, después de algunos cambios personales y profesionales, y dado que cada vez era más consciente de los beneficios del Coaching, me planteé recibir formación para poder apoyar a los demás en su crecimiento personal y así fué como llegué a Escuela de Inteligencia, dónde me formé como Coach Personal Experto en Inteligencia Emocional.
http://www.escueladeinteligencia.com/
Actualmente, continúo mi formación que deseo dure toda la vida. Este fin de semana comienzo el Practitioner en PNL. ¡Me apetece mucho! :-)
A modo de reflexión personal, he vivido muchos cambios desde que me di la oportunidad de comenzar a conocerme y preguntarme cuales son los caminos que deseo transitar en este viaje de la vida. Eligiendo cada reto, haciendo frente a mis miedos y superando obstáculos. Disfrutando de mis logros, de los éxitos compartidos, de cada experiencia, de cada semilla....
"La salud mental es un proceso dinámico
que se va consiguiendo a lo largo de toda la existencia"
Alejandro Rocamora Bonilla
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